Infancia y Adolescencia Misionera

Qué es la Infancia y Adolescencia Misionera

La Infancia y Adolescencia  Misionera es un servicio de la Iglesia para que los niños y adolescentes cristianos adquieran una conciencia misionera y de compartir con los niños y adolescentes de todo el mundo, su fe y sus bienes materiales.

Objetivos de la Infancia Misionera

  • Ayudar a  despertar la conciencia misionera universal de los niños y adolescentes, de modo que los niños ayuden a los niños, con sus oraciones, sacrificios y aportaciones materiales.
  • Profundizar en la dimensión misionera que brota del bautismo, favoreciendo así la iniciación cristiana de los niños y adolescentes a la misión de la Iglesia.
  • Promover la conciencia y el compromiso misionero de los niños y adolescentes
  • Darle apertura misionera a la educación cristiana
  • Motivar a los niños a compartir la fe y los medios materiales con los niños de las regiones y de las Iglesias más necesitadas
  • Promover las vocaciones misioneras
  • Colaborar con los padres, catequistas y profesores en la formación misionera universal y la educación de los niños y adolescentes.

Valores de la Infancia y Adolescencia Misionera

  • Ayuda a la educación integral de los niños y adolescentes.
  • Hace que el niño y el adolescente vivan la experiencia de la generosidad y de la solidaridad.
  • Desarrolla la afectividad del niño y del adolescente, preocupándose por otros.
  • Contribuye a que los niños y adolescentes vivan la experiencia del esfuerzo y la superación.
  • Inicia al niño y al adolescente en el descubrimiento de ser hijo de Dios y hermano de los hombres.

Compromisos de los niños y adolescentes de la IAM

Pueden ser miembros de la Infancia y Adolescencia Misionera todos los niños y adolescentes bautizados hasta los 16 años y se comprometen a:

  • Conocer y esforzarse por practicar el decálogo misionero.
  • Rezar todos los días un Padre Nuestro y un Ave María, para que todos los niños y adolescentes del mundo lleguen a conocer y a amar a Jesús y a María.
  • Poner interés por ser generosos y colaboradores en casa, en el colegio y con las demás personas.
  • Asistir a las reuniones de equipos misioneros y de catequesis y colaborar con sus pequeñas aportaciones materiales, fruto de sus ahorros y pequeños sacrificios, para los niños y adolescentes  de las Misiones.
  • Celebrar las Jornadas Misioneras, especialmente la Jornada Mundial de la Infancia y Adolescencia Misionera.

Historia de la Infancia y Adolescencia Misionera

La Obra de la Infancia Misionera fue fundada en 1843, por un Obispo francés, monseñor Carlos Augusto de Forbin-Janson, obispo de Nancy (Francia), motivado por las cartas y noticias de misioneros que le escribían, sobre todo desde China, contándole la difícil situación de las niñas de ese país.

Fue así como comenzó a pedir ayuda y de acuerdo con Paulina Jaricot, que en 1822 había fundado la Obra de la Propagación de la Fe, pensó en otra obra en la que los niños cristianos ayudarían a los niños de los países de misión, con sus oraciones y algo de dinero al mes. ¡Ayudar a los niños a través de los niños!

Cuando monseñor Forbin-Janson murió en 1844, la "Santa Infancia", hoy "Infancia Misionera", agrupaba a niños de 65 diócesis de Europa, y pronto se extendió también por América, Oceanía, Asia y África. Actualmente está presente en más de 117 países. Hoy, son millones de "pequeños misioneros" distribuidos en parroquias, escuelas y movimientos de los cinco continentes donde está presente la Infancia Misionera.

Esta Obra Pontifica acaba de celebrar sus 160 años de vida. Desde un principio la Santa Infancia o Infancia Misionera tuvo el apoyo y la aprobación de Pío XI y en 1922 la elevó a la categoría de Pontificia. En 1950 el Papa Pío XII instituyó el Domingo Universal de Misiones. En nuestro país se celebra esta jornada a nivel nacional cada año el tercer domingo del mes de junio.

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