Santo Nombre de María. Fiesta.

San Martin, Jueves, 12 de Septiembre de 2019 | 08:14

La Fiesta del Santo Nombre María es un memorial opcional celebrado en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica el 12 de septiembreen honor a la Bienaventurada Virgen María. Ha sido una fiesta universal del Rito Romano desde 1684, cuando el Papa Inocencio XI la incluyó en el Calendario Romano General para conmemorar la victoria en la Batalla de Viena en 1683. Fue retirado del calendario de la Iglesia por Annibale Bugnini, Secretario de la Comisión para la Reforma Litúrgica durante el Concilio Vaticano II, pero restaurado por el Papa San Juan Pablo II en 2002, junto con la Fiesta del Santo Nombre de Jesús.

Fiesta: 12 de Septiembre

Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María".

María (Miriam) significa: Doncella, Señora, Princesa, proviene del Hebreo

El Santo Nombre de María

Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María.

También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume. Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración.

La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. María es pues, el centro de unión de Dios con los hombres.

"El nombre de María, es nombre de salvación para los regenerados, señal de todas las virtudes, honra de castidad; es el sacrificio agradable a Dios; es la virtud de la hospitalidad; es la escuela de santidad; es, por fin, un nombre completamente maternal" (San Pedro Crisólogo).

El nombre de María y la Misión

En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice:

"Tú te llamarás Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia".

María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARÍA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones.

María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna.

María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto.

María fue sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.

María es nombre de bendición

Aprovechemos el hermoso consejo de san Bernardo:

"En los peligros, en las angustias, en las dudas, invoca a María. Que no se te caiga de los labios, que no se te quite del corazón"

En todos los peligros de perder la gracia divina, pensemos en María, invoquemos a María junto con el nombre de Jesús, que siempre han de ir estos nombres inseparablemente unidos.

No se aparten jamás de nuestro corazón y de nuestros labios estos nombres tan dulces y poderosos, porque estos nombres nos darán la fuerza para no ceder nunca jamás ante las tentaciones y para vencerlas todas.

Son maravillosas las gracias prometidas por Jesucristo a los devotos del nombre de María, como lo dio a entender a santa Brígida hablando con su Madre santísima, revelándole que quien invoque el nombre de María con confianza y propósito de la enmienda, recibirá estas gracias especiales: un perfecto dolor de sus pecados, expiarlos cual conviene, la fortaleza para alcanzar la perfección y al fin la gloria del paraíso.

Porque, añadió el divino Salvador, son para mí tan dulces y queridas tus palabras, oh María, que no puedo negarte lo que me pides"

María, nombre terrible para los demonios

Citamos estas fervorosas palabras del venerable Tomás de Kempis, respecto del glorioso nombre de la Madre de Dios:

Los espíritus malignos tiemblan ante la Reina de los Cielos, y huyen como se corre del fuego, al escuchar su santo nombre.

A los demonios les causa pavor el santo nombre de María, muy terrible para ellos, pero que para el cristiano es en extremo amable y es constantemente celebrado.

No pueden los demonios comparecer ni pueden poner en juego sus artimañas donde ven resplandecer el nombre de María.

Como el trueno que resuena en el cielo, así caen derribados al escuchar el Santo Nombre de María. Y cuanto más a menudo se profiere este nombre y más fervorosamente se invoca, más rápido y más lejos se escapan.

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