La Visitación de la Virgen María

San Martin, Jueves, 31 de Mayo de 2018 | 08:20

La Visitación de la Virgen María es una Fiesta Universal de la Iglesia Católica que celebra la visita de María, la Madre de Dios, con el niño Jesús en su vientre, a su prima Isabel. Esta visita de María a Isabel nos invita a un momento profundamente personal de las Sagradas Escrituras (Lc 1,39-56). El Precursor de la Palabra y el Señor se encuentran ocultos en las entrañas maternales de dos mujeres piadosas y temerosas de Dios. Sin embargo, incluso antes de que las dos mujeres dieran un abrazo al verse, Juan saltó de alegría en el vientre de su madre, después del Saludo de María a Isabel, al haber reconocido la presencia del Señor y el Mesías en el vientre de María.

Fiesta: 31 de mayo

La visita de María a Isabel tuvo lugar cuando Isabel estuvo embarazada de seis meses con el precursor de Cristo, San Juan Bautista.

Historia de la Visitación de la Virgen María

En la Anunciación del Señor, el Ángel Gabriel, en respuesta a la pregunta de María: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?" (Lucas 1,34), le había dicho: "tu prima Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios" (Lucas 1,36-27)

San Lucas nos cuenta que María emprendió a toda prisa el largo y peligroso viaje desde Nazaret a un pueblo de la región montañosa de Judea al saber por las palabras del Ángel que su prima Isabel estaba embarazaza. Ella tenía claro lo que quería y no permitió que nadie ni nada la detuviese

Hay dos aspectos de la escena de la Visitación que debemos considerar:

1.- Agenda personal de María e Isabel.

Cualquier asunto pendiente en la agenda personal de María e Isabel es dejado a un lado. Ambas mujeres tenían muy buenas razones para estar muy preocupadas con sus embarazos y todo lo que conlleva traer una nueva vida al mundo.

Ambas tenían derecho a enfocarse en sí mismas por un tiempo. María visita a su prima Isabel para ayudarla y también para ser ayudada por ella.

Estas dos grandes mujeres se consolaban entre sí, compartieron sus historias, y se dieron la una a la otra el don del servicio en medio de la nueva vida que debieron haber experimentado: Isabel después de sus largos años de esterilidad y ahora su repentino embarazo, y María, después de su encuentro con el mensajero celestial, y su situación matrimonial "irregular" de aquel tiempo aunado a su embarazo

2.- El apuro de la Virgen María

En su comentario sobre el Evangelio de Lucas, San Ambrosio de Milán describe este apuro de María con una frase en Latín casi intraducible: "nescit tarda molimina Spiritus Sancti gratia" lo que podría significar: "la gracia del Espíritu Santo no conoce de esfuerzos retrasados" o "Los esfuerzos retrasados son extraños a la gracia del Espíritu Santo".

La libre elección de María de avanzar hacia adelante y hacia el exterior es reflejo de una decisión tomada en lo profundo de su corazón, seguido de una acción inmediata.

¿Cuántas cosas hay en nuestra vida hemos soñado realizar, que deberíamos haber hecho, y nunca hicimos? ¿Cartas que deberíamos haber escrito, sueños que deberíamos haber realizados, gratitud que debimos expresar, el afecto que nunca mostramos?

El aplazar las cosas, retrasarlas, pesan mucho sobre nosotros, nos desgasta y nos desanima

Enseñanzas de la Visitación de María.

La historia de la Visitación de María a Isabel nos enseña una lección importante: cuando Cristo está creciendo dentro de nosotros, seremos conducidos a personas, hacia lugares y situaciones que nunca hemos soñado.

Vamos a tener palabras de consuelo y de esperanza que no serán nuestras. En el mismo acto de consolar a otros, seremos consolados.

Vamos a estar en paz, sentirnos recogidos, porque sabemos que por muy insignificante que parezca nuestra vida y nuestros problemas, a partir de ellos Cristo se está formando en nuestro interior.

Las mujeres del Evangelio de hoy nos muestran que es posible ir más allá de nuestras propias pequeñas agendas personales y participar en el ministerio auténtico del servicio y la entrega, del verdadero ministerio del amor.

La caridad auténtica de María.

El viaje de María para visitar a su prima Isabel nos demuestra la llamada a vivir en comunidad. A veces, nuestra presencia física es el mejor regalo que podemos darle a otra persona.

Nos recuerda también que María lleva a Cristo en su interior en su peregrinación, lo que le da otro gran significado a su decisión de ofrecer apoyo a su prima.

El Papa Juan Pablo II lo reconoció en una homilía de 1997, cuando reflexionó sobre la Visitación:

"En este acto de solidaridad humana, María demostró que la caridad auténtica, crece dentro de nosotros cuando Cristo está presente".

En nuestra vida pasajera, debemos practicar también ese ministerio: hacer cosas por los demás, amar a las personas difíciles, servir a los pobres, enseñar a otros, permitir servir y ser servidos, enseñar, cuidar, consolar y amar sin horarios ni limitaciones.

Tales momentos nos liberan de nuestros propios egoísmos y nos permiten cantar con alegría el Magníficat como María - a lo largo de nuestra vida - y celebrar así, las grandes cosas que Dios hace por nosotros y nuestro pueblo.

Santa María, ruega por nosotros.

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