Esposos Santos: Un regalo celestial... 5 Consejos para un matrimonio santo
“Sean ustedes santos como es santo el Padre de ustedes que está en el Cielo.” (Mt 5,48)
Estas palabras de Jesús, enseñadas en el contexto del Sermón del Monte, ¡son una orden universal! Deben ser llevadas a cabo de acuerdo a la vocación de vida de cada uno.
¿Cuáles son algunas de las maneras específicas en las cuales los hombres que han escogido el matrimonio como vocación pueden vivir este llamado universal a ser santos como nuestro Padre que está en el Cielo?
En este breve artículo nos enfocaremos en la relación de los esposos con Dios y sus esposas. Una vez casados, la jerarquía de importancia de un hombre casado debe ser la siguiente: Dios, esposa, hijos y luego padres y parientes. Cuando este orden se altera, entonces ¡la confusión y los problemas inundan la familia!
A continuación encontrarán cinco consejos con los que se puede construir una familia santa y sólida.
1.- Oración por la pareja
Un esposo santo y noble debería ser un hombre de oración. Él deberá orar ferviente y frecuentemente por la totalidad de su familia; sin embargo, la primera en la lista debe ser su esposa. Él deberá orar diariamente por su conversión, santificación y salvación eterna.
2.- Oración con la pareja
No sólo deberá orar por su pareja, sino que además deberá tener el hábito de orar con su pareja. Frecuentemente, los hombres de tipo “macho” le piden a sus esposas que oren por ellos y en ocasiones dicen orar en privado pero se excusan de orar junto a ella. ¡Eso está mal!
¡San José es el ejemplo a seguir! Sin duda, este gran santo ofreció fervientes y frecuentes oraciones privadas, pero también oró junto a su esposa – la Santísima Virgen María.
3.- Horarios estelares para orar
Orar puede ser considerado tanto la más fácil de todas las actividades, como la más difícil. ¿Por qué? Podemos orar a cualquier hora, en cualquier lugar y con las palabras que queramos - ¡fácil!, o al menos pareciera. Sin embargo, resulta difícil debido a las 4 D’s que nos impiden orar: el demonio, las distracciones y los deberes diarios. Todo esto tiende a sofocar y asfixiar la oración en nuestras vidas. Por lo tanto, los esposos deben priorizar “horarios estelares” para orar juntos: por las mañanas al despertar, en el tiempo de comida, el Santo Rosario, y de ser posible asistir juntos a la Santa Misa y recibir la Sagrada Comunión.
Cuando los esposos toman la iniciativa para orar juntos, esto sirve de pegamento extra-fuerte para unir un matrimonio y formar un todo armonioso y cohesivo. Cuánta verdad hay en las palabras del Padre Patrick Peyton: “Familia que reza unida, permanece unida”.
4.- Ofrecer misas por la esposa
Las esposas que toman su vida espiritual seriamente se regocijarán de contento hasta el fondo de sus corazones si en sus cumpleaños o aniversarios de boda sus esposos ofrecen el Santo Sacrificio de la Misa por sus intenciones.
Ciertamente todas las oraciones son buenas y placenteras para Dios si son ofrecidas con intenciones puras y por un noble propósito. Sin embargo, la más grande de las oraciones en este mundo es el Santo Sacrificio de la Misa. Una Misa vale más que todas las oraciones privadas puestas juntas. ¿Por qué? La Misa es OPUS DEI: el trabajo de Dios mismo.
Esposos, en el próximo cumpleaños de sus esposas o en su próximo aniversario de bodas, ¿por qué no ofrecer una Misa por el tesoro de sus vidas, sus amadas esposas?
5.- Consagración de la familia al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús
Los padres son llamados la “cabeza” de la familia, así como “sacerdote de la familia”. ¡Qué gesto tan sublime y supernatural que el esposo tome la iniciativa de consagrar a su esposa, sus hijos y a toda la familia al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María! Esto requerirá un poco de trabajo: compra de materiales (libros o panfletos), obtener las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, invitar al sacerdote a bendecir las imágenes.
¡Cuántas esposas se exaltarían de júbilo y de desbordante alegría viendo a sus esposos tomar la iniciativa de consagrar sus vidas y familias a los Corazones de Jesús y María!
El esposo es llamado a ser la Cabeza y Líder de la familia; si se quisiera, es llamado a ser “Sacerdote” de la familia. Esto significa que es llamado a una profunda vida de oración que manifestará en su oración privada, pero además en su oración familiar, y más aún, en encontrar el tiempo y el lugar para orar con el tesoro de su vida – ¡su esposa!. Qué cierto es que “familia que reza unida, permanece unida”.
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